yo creo que es anonimo (editado)

Recientemente me enviaron esto al correo, diciendo que lo escribio Coelho, la verdad lo dudo, no por dudar de Coelho, escritor al que he leido y como a todos respeto, sino porque nadie mas que un Panameño logra escribir estas lineas, panama a traves de sus sabores solo se conoce saboreandolos toda la vida, a traves de sus costumbres solo viviendolas toda la vida, y a traves de su esencia solo siendo panameño de toda la vida.

Sea quien sea que lo haya escrito, pues muy bueno, muy lindo! me hizo sentir pum pum en el pecho y me saco una sonrisa!!!

aqui se los dejo.

Definitivamente es una panameña la autora de este articulo, ya decia yo que era muy raro que un escritor brasileño que quien sabe si ha venido a Panama, pudiera escribir esto, gracias por el comment Enid y por proporcionarme el link a la publicacion y aclaracion. http://www.ellasvirtual.com/history/2010/02/26/actualidad_5.asp

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Panamá tiene sabor a ciruela traqueadora, a pelusita de guaba y a guayabita madura. A raspao’ en el que metemos el dedo para que el hielo mezcle bien el sirope con la leche condensada, y como queramos negar que nos comimos un raspado, no podremos, tendremos los dedos manchados del delito.

Para el hambre que quema las tripas, no basta con un bollo preñado de carne, se requiere una orden de chow mein de pollo panameño…

Patria es el peso de los tembleques sobre la cabeza y el vuelo de la zaraza abanicando los pies. Es el meneo sensual de «soba, soba, soba y que soba, Mariana soba» y el sereno silbido de la flauta de un kuna. Tanto rogar por alcanzar el paraíso, y lo tenemos a la vuelta: 365 islas sin tráfico, ni vidrios ahumados, ni televisión. En San Blas, es fácil encontrar nuestra soñada isla desierta y percibir los olores de este hueco del planeta.

Huele a pescado, a aceite de coco, a cuerpo al sol, a agua salada. Panamá sabe a jugo de naranja con raspadura y a pixbae recién salido de la olla. Suena a «Mami ‘tas buena», «bien cuidao» y «un real de menta, por favor». Panamá es pedazos de la vida de millones de personas, los que nos quedamos, los que nos fuimos y los que sólo vinimos de paso.

Es el calor que te despierta sudando de la siesta y el aguacero que te arruina el uniforme del 3 de noviembre. Panamá es vivir con la danza del mar bajo tus pies y con el olor del fogón llamándote cual canto de sirena.

Panamá es luz, fogaje y pereza.

Panamá suena a totorrones en Semana Santa, a saloma al atardecer y a monos aulladores en la madrugada de la selva. Para sobijar las penas y humedecer las alegrías esta el Seco!. Para bailar bajo el sol del mediodía sin morir en el intento, están los culecos y para ahorrar sin darse cuenta, esta el club de mercancía.

Panamá es pequeño, larguito y angosto, una tripita apenas. Es el cordón umbilical sin el cual La América no sería una sino dos. Es tan chiquito que ir de un café del Casco Viejo a bailar en el sofoco del Cosita Buena toma unos minutos en una noche clara y de abuelitas recogidas. Su pequeñez es deliciosa y portátil, como dijo Ricardo Miró, «quizás fuiste tan chica para que yo pudiera llevarte toda entera dentro del corazón».

Panamá tiene el ardor de una raja de canela y el acidito de un ceviche y al sabor de un buen saos o un plato de mondongo con plátanos en tentación o unos buenos patacones con pescao frito.

Huele a gallina de patio, a guardado de humedad y a guandú fresco y oloroso. En Navidad sabe a saril, en Semana Santa a pan bon y en patronales a puerco frito. Aún con sus ricos sabores, de vez en cuando nos da por «revolver la mirada y sentir espanto» ante el político ladrón, la solución que nunca llega y el conformismo que no mueve nada. Los flojos nos quedamos en la quejadera y los sabios usamos la palabra «salao» sólo para pedir la golosina roja en la tienda del chino.

«Panamá por Dios privilegiada, El te hizo centro del mundo y todas Las razas», cantamos los fieles feligreses en la iglesia. Otros preferimos el «playa, brisa y mar es lo más lindo de la tierra mía» y algunos bailamos la patria con el bum bum del reggae. Pero todos estamos de acuerdo con aquello de que «patria son tantas cosas bellas».

A mí, la patria me sabe, me huele y me suena a mar, ese que se quedo atrapado en «la pequeña celda del caracol». «Déjame soñarte entre tus delfines, déjame sentir que todavía estás…» «La búsqueda de tu leyenda personal siempre comienza con la suerte del PRINCIPIANTE y termina con la prueba del CONQUISTADOR.

2 comentarios en “yo creo que es anonimo (editado)”

  1. Hasta ahora no podía imaginarme como era Panamá, y después de leer este texto me quedan ganas de coger lo justo y pasar unas vacaciones por allí. Aun de ser un teto precioso y lleno de detalles, e sido incapaz de imaginarme cuan mágico lugar se esconde en aquel lugar :).

    Un besin ^^

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