hay días en que me siento como un maní, un cacahuate, en un pequeño platito de esos que ponen en los bares, si tengo suerte no salgo lastimada, y me seleccionan en cuanto el plato esta nuevo, recien puesto en la mesa, todos frescos, y alguien viene y decide que yo soy digna de disfrutar.
si tengo mala suerte me toca quedarme un rato, inmovil esperando que venga un indeciso de manos frías, que de vueltas a todos los maníes, no agarre ninguno, de vueltas de nuevo, no agarre ninguno, o quizás uno que le supo amargo, pero se queda con las ganas de comer algo que realmente sepa bien, algo que sea bueno, en el transcurso de las vueltas y vueltas, el indeciso solo me lleva de una lado del plato para el otro, y en el movimiento junto a los demás, me quiebro, parte de mi se quedará en ese plato, y será luego tirada a la basura, un pedacito, quizás una esquinita, tengo suerte de que sea así, he visto maníes que quedas despedazados y se van completos a la basura.
una vez mas viene la mano fría, da vueltas, está indecisa, no sabe cual seleccionar, ya no quiero ser yo, no con aquella mano fría y egoista que toca todos los maníes, que prueba todos sin disfrutar ninguno, quiero ser seleccionada de primera, no luego de haber pasado por experiencias amargas, quiero ser disfrutada y valorada entera, no con partes de mi quebradas y en el fondo de un plato común.
por suerte no soy un cacahuate…pero a veces asi me siento.