anoche, otra noche más de insomnio, en realidad ya son extrañas, antes eran muy comunes, de hecho siempre lo han sido, mi sueño solía ser muy ligero, ahora caigo como piedra y no sé nada del mundo, bendición? quizás.
pero así como hay días, hay noches, en donde una pesadilla o mi mente trabajando a mil por hora hacen que simplemente no pueda dormir, y es cuando me resigno y decido «despertarme» mas temprano, lo curioso es que siempre a eso de las 4am, encuentro un estado de paz inigualable, amo ese periodo de tiempo entre las 4 y las 5:45 am, pongo mi memoria a trabajar y siempre llego a la misma conclusión, no importa en donde esté al menos algún día he estado despierta, insomne a esa hora en algún lugar que he visitado, y todos los momentos comparten el hecho de ser especiales.
a esa hora no hay ruidos casi, la temperatura baja de golpe para despedir a la noche y luego subir con la llegada del día, la cama está en un punto realmente acogedor, y debajo de las sábanas entre las almohadas, por un par de minutos puedes conocer la paz, la calma, una tranquilidad maternal que te invade, como si estuvieras en brazos amorosos, en calma.
Panamá, San José, México, D.F., Guanajuato, Lima, Buenos Aires, Sao Paulo, San Salvador, Madrid y Barcelona, todos tienen una madrugada especial en donde sin importar la habitación, la cama, e incluso sin importar la compañía, hubo un momento sólo para mí, en donde, más nada importaba.
amo la madrugada, la paz, la calma, me recuerdan que la vida es para vivirla tranquilamente, bien y en paz.
La vida según yo... 
Si, lo sé. A mi también me gusta la madrugada 🙂