«será que más nunca voy a saber nada de tí»…algo así fue la frase, y da vuelta en mi cabeza desde hace ya casi dos meses, y digo que fue algo así porque debo ser una cabrona y pensar en los errores de sintaxis que iban en la frase original, pero igual, aunque corregida, la frase siguió dando vueltas en mi cabeza, llevaba ya un mes en terapia, y le comenté al doc acerca de la frase, y lo consternada que me tenía su llegada, ¿porqué? es una pregunta que puede tener mil respuestas, algunas muy adecuadas a mi querer, otras muy adecuadas al camino por el cual me lleva la terapia, quizá alguna que otra tramada por una ínfima esperanza fantasiosa y sin sentido, y las más (o quizás menos) objetivas dadas por mis amigas, aunque variaron de una a otra, al final todas tenían la misma conclusión, no dependía en absoluto de mí.
será que somos capaces de cambiar? o la vida nos lleva por caminos que nos obligan a transformarnos en alguien distinto con cada experiencia, y con cada experiencia que se va y que se queda de lo que se considera nuestra esencia? al final vamos en deriva hacia lo que nosotros mismos pretendemos que sea nuestra vida, buena, mala, desdichada, resignada, realizada, lo decidimos nosotros.
la cuestión es que cuando las decisiones que tomamos nos llevan a un final con sinsabores lo mas normal es aprender a fingir, que todo fue tal y como soñamos y que vivimos la sinfonía perfecta de la vida. Fingir? es acaso una opción? o sólo sucede y la única persona que no lo nota o siente, eres tú.