siempre me ha gustado muchísimo usar escotes, profundos, amplios, dignos de mi sobreestimulada delantera, desde pequeña he notado y sentido como los hombres de todas las edades se quedan mirando fijamente a mi pecho, como añorando un recuerdo de un tiempo que ya se les pasó, si claro, super maternal, y algunos otros pensamiento que quizas pase por sus mentes.
hoy estaba en La Casona con Astrid y Maria, y mientras me tomaba una copa de vino y me fumaba medio cigarrito, conversando con maría y con un brasilero, se me acercó un interesante hombre de unos 50 y tantos, con un hermoso panama hat en su cabeza, una barba blanca que daba un aire de intelectualidad, un arete en la oreja y la mirada como la tienen esos hombres que a una la dejan fría con solo posar los ojos sobre nosotras.
en 5 segundos, me dijo el piropo más sincero y hermoso que he escuchado en mis 22 años, y digo hermoso, porque fue humano, fue real, fue honesto, fue sincero y fue con ganas, cada una de las letras que siguieron a la excusa de «puedo ver tu collar» (mi hermoso collar del sol azteca coronaba mis hermosos pechos, son hermosos, siempre lo he sabido)
y el señor abrió la boca y dijo «tienes las tetas muy ricas», wow! sinceridad, gracias, no me di cuenta que me estaba mirando, caí como una idiota con lo del collar, pero su honestidad salio por delante, elogiando mis maternales atributos.
pues gracias! es todo lo que pude decir, y se derivó en una interesante conversación sobre el sexo, las preferencias y la enorme satisfacción de no reprimir nuestros deseos.
brindé con él, porque la vida está hecha para vivirla, gozarla y cogersela! no dejar que nos lo haga ella a nosotros!!!!!
un beso, buenas noches!