El día de la madre es un día especial, por algún motivo con el paso de los años he ido notando el verdadero significado e importancia de este día, ¿realmente se celebra algo?, veamos, las mamás son las que cocinan, son las que invitan y atienden a otras madres, o entre todas atienden a todos los demás, se encargan de la comida, de la casa, de los niños y de la agenda familiar, igual que todos los días, la diferencia es que reciben llamadas que usualmente las interrumpen en lo que están haciendo, para ser felicitadas por ser madres.
En una posición muy radical y feminista, podemos decir que es una falacia, que no existe tal cosa de las madres agasajadas, piropeadas y regaladas, porque aún cuando le lleven a comer fuera, o le organicen algo, ella termina pendiente de todos a su alrededor. Mi abuelita, ella va al super, compra mil cosas para el desayuno de la familia, se levanta temprano, cocina, cuando mi mamá llega queda metida en la cocina, y ambas orquestan un sinfín de olores y sabores que nos llevan a todos a un lugar especial, a sentirnos en efecto, como en casa de mamá.
Y es que al final esto es ser madre, ellas no esperan que todo el mundo las felicite, ellas son felices sintiéndose madres, eso que decidieron ser incondicionalmente, no importan los regalos, sino la compañía, no importa que tengan que servirle a los hijos el plato de comida como lo han hecho por los últimos 50 años, lo hacen con gusto porque ese día, es de ellas, para ellas y por ellas, con tal de tener a toda la familiar reunida y feliz, las mamás son capaces de montar fiestas, comidas, o cualquier excusa que lleve a los hijos devuelta a sus faldas.
Ayer intenté sacar a mi mamá de la cocina, y ella intentó sacar a mi abuela de la cocina,
-mamá, vete por favor, siéntate, yo me quedo aquí.
– la que tiene que sentarse es tu abuelita, caraste, que señora!
a lo que la abue contestó,
– nadie se va, todas nos quedamos, a mi me gusta estar aquí con ustedes.
No se diga más, así funcionan las cosas, así han sido y seguirán siendo, el trabajo de ser madre en el servicio y la entrega más completa y honesta que hay, sin quejas, sin dramas, sólo con la certeza de que aun cuando todos los días llevan el título de mamá y están salvando el mundo para cada uno de sus hijos, hay un día al año que tienen la atención sólo para ellas, para lo que hacen y lo que dicen.

No puedo imaginar mi vida sin mi mamá, al menos no ahora, es una bendición tenerla, y discutir con ella, y oír los reclamos y las acusaciones de que cada uno de mis tatuajes es la causa de sus subidas de presión, y las miradas de desaprobación cuando «mi vida alternativa» sale en conversaciones con ella, pero también agradezco que sea mi fan número 1, que me apoye en todas mis ideas, que me cuide y me proteja de los demás, que sea ella la única con derecho a criticar mi vida y que me defienda de quien trate de reprocharme algo.
Mi vieja, cada día la admiro más, cada día la entiendo más, cada día me esfuerzo más por no darle dolores de cabeza innecesarios y estar con ella cuando sea ella quien necesite que le salven su mundo.