la razón de ser de las monedas de un balboa

No entiendo aún porqué la gente se enoja al recibir las nuevas, ya no tanto, monedas de un balboa, o «los martinellis» como muchos le llaman, que por cierto no estoy de acuerdo, si tuvieran la cara de Ricardin pues sí, pero al final llevan la cara de Balboa, ese hombre al que le dedicamos nuestra «moneda oficial», yo entiendo el riesgo económico que es para un país como el nuestro emitir una moneda que internamente vale lo mismo que la otra moneda oficial, «our muy amado U.S. Dollar», pero que fuera sólo es un bonito souvenir de que visitaste Panamá, la realidad es que nos guste o no la tenemos en circulación y a menos que decidamos accionar en contra de la puesta en circulación de esta moneda y logremos encontrar algo para declararla inconstitucional (ya que está de moda inconstitucionalizar cosas), tenemos que utilizarla.

Y se me ha ocurrido, estoy segura que no solo a mi, la maravillosa idea de amar estas moneditas, verán desde que vi a Paris Hilton en una revista lanzando a la parte de atrás de su auto billetes de menos de 20 dólares y monedas, pensé que hacer lo mismo me iba a funcionar de forma de ahorro, obviamente yo lo hago con billetes de un dólar y monedas de menor denominación, cuando me las dan solo las suelto en la cartera, a la buena de Dios, que se pierdan por ahí, cuando me toca cambiar de cartera, ¡Oh, he encontrado un tesoro escondido y olvidado! Por lo que he analizado que la razón de ser de las benditas monedas es ser arrojadas al inframundo carteril, olvidadas en los bolsillos de los pantalones o acumuladas en la mesita de noche, como si fueran viles monedas de 25 centavos.

Así que cuando me van a dar un cambio y me dan monedas realmente lo agradezco, porque en días de limpieza económica absoluta, cuando no tengo ni la esperanza de que una mosca salga volando de mi wallet, siempre recurro a los lugares de acumulación de monedas y es seguro que si encuentro más de cinco de un balboa, ya soy casi casi millonaria!

También funciona ser un poco más organizado y hacer como mi hermano que real y formalmente las ahorra, las acumula en su alcancía que está localizada a la vista de todos y que todos conocemos su contenido (jajaja!) y obviamente el siempre está seguro que ahí hay un buen par de sencillo que resuelve aunque sea para comprar una paleta de limón.

Lo que sí hay que estar claritos es que en este país tan cambiante en donde cosas como las monedas aparecen de la noche a la mañana así mismo pueden desaparecer, sacarlas de circulación o que de repente ya no tengan valor ni siquiera para ser usadas en el Monopoly, so, lo mejor es cambiar constantemente por < inserte aquí acento gringo > monedas de los estados unidos < /terminé con el acento gringo>. Que estamos seguros que siempre, siempre, siempre, estarán vigentes…por lo menos en nuestro tiempo de vida.

Así que, mi recomendación es que la próxima vez que recibas las moneditas no te enojes, ni le pongas mala cara a la cajera del super, que ella no tiene la culpa y mejor manda esas monedas directo y sin escala a tu «lugar de acumulación de monedas para momentos de limpieza económica».

😉