hoy es 21 de junio, un día normal para la mayoría, pero especial para todos al mismo tiempo, quizás sin darnos cuenta hoy pasamos experiencias que quizás creamos coincidenciales pero que son en realidad conspiraciones del universo.
No, no me he vuelto loca, sólo que no podemos por ningún motivo ignorar nuestra parte espiritual, lo que nos hace ser, lo que en muchas ocasiones es nuestra causa y efecto.
Hoy según las tradiciones de las antiguas culturas es un día en que podemos pedir al universo que se lleve todas esas cosas que nos aferran a la desdicha, que el sol nos dé la fortaleza para aceptar que todo fluye, incluso aquello que permanece, tiene su peculiar forma de fluír. El solsticio de verano.
ir y devenir en constante angustia, morir de amor, morir de cabreo, morir de impotencia, morirnos tantas a veces a lo largo de nuestra vida para luego no poder estar paz.
todo se resuelve con la propia e infinita voluntad de saber que lo más necesario es *sabiduría para aceptar las cosas que no podemos cambiar, fuerza para dejar ir aquello que cumplió su ciclo y determinación para cambiar lo que depende de mí*
sólo debemos vivir, felices y disfrutar esta vida para que al final podamos llevarnos algo, algo que realmente anime a nuestro espíritu a seguir su busqueda del camino rumbo al todo.
hay que prender una hoguera personal, quemar lo que duele, lo que pesa, lo que no nos deja ser, suspirar junto al humo de lo que fue para luego poder beber lo que viene, esos corazones rotos que entregamos para que los recarguen de magia, para que el sol y las estrellas llenen de luz, preparándonos para buscar otra luz y poder superar las oscuridades que presente el camino, prepararnos para lo que será. Lo que desde este segundo vamos a construir, con la fuerza, sabiduría y determinación infinitas que el universo nos puso cuando nos convirtió en humanos, cuando nacimos del polvo de las estrellas.